domingo, 30 de agosto de 2009

La humildad de un grande..y su sentido de finitud

La semana pasada traje plantines para arregar el jardín.
Enseguida noté que no los podía colocar, porque la tierra luego del frío, no estaba preparada.
A simple vista estaba compacta, apretada, sin oxígeno.Quise en un ratito hacer todo, removerla, ponerle sustrato, tierra preparada, pero fue tán rápido que no quedó bien.
A los dos días, la tierra nuevamente se endureció y hubo que rehacer el trabajo.No fui una buena jardinera, me apuré y no salió bien.
Me dejó pensando mientras nuevamente preparaba el suelo, que somos iguales a las plantas.
Necesitamos el paso a paso para prosperar, para ver el armado de la construcción familiar,empresarial,social, la solidez que permite el crecimiento.
Mi raíz es el pensamiento, el cerebro y la planta requiere de la atención, el afecto, el cuidado para que no se marchite.
Y es bueno el nutriente, pero también quitar los yuyos y las plagas, para crecer sano.
También las podas.
Pertenecemos a la naturaleza, somos humanos, con finitud.
Y aquí me acuerdo de Borges, y lo enlazo con la voz de Vicario, bailando en un lugar no muy lejano, en un soneto que guarda pensamientos. Se refiere al valor de los momentos plenos, a la noción de que en algún momento la vida se acaba y para él eso es liberador y encuentra su esperanza de ser feliz.
Un jardín, una flor, un instante vivido con intensidad se introduce en un presente que no se agota de valores si sabemos buscarlos. El Mar junto a la tierra son símbolos de lo infinito.
Y la flor se baña con el agua y la tierra felizmente la captura para surgir pensante.
E.Z.

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