miércoles, 23 de diciembre de 2009

Ópera en el mercado

Nos rodeamos con gente y la gente también nos rodea.

Somos seres sociales, y por ello siempre algunos más, otros menos, nos involucramos con personas con las que podemos sentirnos cómodos o no.

Leyendo, encontré que cuanto más elevamos nuestra energía vital, podemos interesarnos o simpatizar sin que ello nos debilite.Es todo un ejercicio.

Es como que si elevo mi energía también puedo elevar la de mis seres cercanos y si es así asimilado, todos resultamos favorecidos.

Por ello quiero sacarme este número de la lotería y repartir.

Podría darles un poco a los docentes, a los padres, a la gente con problemas ... a tantos, y dejarme un poquito para mí.



Mucho de lo que vemos, de lo que escuchamos emocionalmente nos produce un efecto acumulativo negativo, ya sea una larga cola en el supermercado, un gesto inapropiado de un conductor,la contaminación ambiental, uffffffffff, es largo de enumerar.
Lo importante es ejercitarnos para que nuestro subconciente incorpore más de lo positivo y bueno, que lo otro. Es nuestro gimnasio mental.

Es por ello que este video que coloco, para compartir, hace a lo que estoy diciendo.
Es para hacerle más de una mirada.La importancia del lugar donde se desarrolla, lo imprevisto del momento, y las caras, la sorpresa y el disfrute.

Gracias a Haydée que desde un país lejano nos envió este video.

Y vean, por su inciativa mi energía subió, al ver que hay lugares,como en este caso un mercado, donde aún se puede seguir disfrutando de lo bueno y compartiendo.Todos tenemos algún refugio en nuestro interior que nos puede hacer más feliz la vida.

Hay que saber buscarlo, puede estar más cerca de lo pensado
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Elisa Zonis

lunes, 21 de diciembre de 2009

El sello personal


He estado callada en mi blog.Quiero mirar mi interior para ver que pasó.
Inesperadamente dejé de escribir y no encuentro una sola respuesta.
¿Qué puedo decir? Sencillamente, hoja en blanco.
Me detuve en el hacer cotidiano, me siento libre y no me agradan las ataduras.
Esto de escribir debe ser un placer y no una obligación.
No intenté planes, ni proyectos, ni busqué motivaciones. Solo dejé pasar y disfrutar de la vida con otras opciones.
Y hoy sí, es el día que vuelvo, que regreso es el hoy por hoy.
Creo que todo este pensamiento que parece devaluado, es lo contrario, acredita el vivir.
Es la oportunidad de mirar en el espejo interior, y consolidar las sensaciones que aportan claridad. Poder ver mejor.
Crecer en la vida, no significa unicamente crecer en años,en experiencias. Porque las experiencias pueden ser tormentosas, o suaves y fluir por un canal como un barquito de papel.
Cada uno tiene su propia verdad y eso es lo que hace a su propio crecimiento.
No se puede prestar, no se puede regalar, ni quitar. Es propio.
Lo importante es que esa verdad tenga un sustento, un contenido válido de disfrutar.
Las opciones están y está en nosotros saber seleccionar. Posiblemente las tenemos dentro, sólo que hace falta usar un cepillito y una gamuza para lustrar y que salga algo positivo.
Cada uno de nosotros somos la suma de todo aquello que desde niños fuimos armando, o desarmando.La vida suma días, años, y en ellos nos hemos sentido tristes, felices...y nuestro registro actual de salud, tanto física como mental, se desprende de eso que fuimos y somos y si a eso le agregamos actitud positiva, puede salir una buena receta.Tomar conciencia de ello es fundamental.
Todos tenemos problemas,responsabilidades, dolores, un día puede ser un motivo, otro día otro, no todo es rosa.
Es así la vida.
Debemos saber res-guardar nuestro espacio, sin ceder lo que haga perder nuestra identidad. Ofrezcamos el valor de lo que acontece con tranquilidad, para consolidar el bien-estar.
A nuestra vida, le ponemos el sello personal, ese que cada uno siente.
A veces tiene tinta y sale claro, otras se borronea con el agua de una lágrima, pero siempre tenemos la oportunidad de sacar fuerza y ponerle más tinta.Cada día es un nuevo día, y es sabiduría despertar con alegría.
Elisa Zonis-
Pintura Naif de la Sra. Pilar Sala