martes, 29 de septiembre de 2009

¿Dónde está el manual correcto?

Todas las personas vivimos con un entorno.
Hay quienes se involucran y quienes no.
Parece un juego, pero aquí no debe haber ganadores ni perdedores.´
Aquí hay que sumar, hay que equilibrar.
Pero por ser género humano, no todos piensan de la misma manera, ni tienen las mismas intenciones.
Estimo que es bueno si es para mejorar situaciones.
El pensar y el hacer, demuestra lo que se es.
No existen casas fabulosas, lugares exóticos de placer, ropas de seda, que digan que quien los usa son personas de calidad para la humanidad.
Existe la interioridad que permite esbozos de felicidad, y que lo material puede ayudarle, o acrecentar ese ser pleno de virtudes. Pero no es necesario.
Disfrutar la alegría, sentarse en una plaza, comer con la familia,comprometerse con los seres queridos, dar...
No es necesario ser rico para dar, porque una palabra a tiempo, una caricia, un te quiero es tan importante o más que bienes suntuosos ofrecidos como recompensa de actos a destiempo.

¿Quién enseña todo eso?
No hay un manual con pautas puntuales para seguir que sirvan a todos.
Si hay familia bien construida hay también sentido común que comunica lo que sabe y activa los pensamientos positivos.
Es un permanente hacer desdramatizando las peocupaciones para ocuparse y ese será el espejo en que los hijos se mirarán.
Cada familia tiene sus códigos, que deben ser compatibilizados con el entorno para caminar hacia la felicidad como bien supremo, con la satisfacción de las necesidades básicas satisfechas y una conducta proba.
Sería espléndido tener un punto en ese manual de la vida, en donde dijera que la principal herencia que una persona pueda recibir sea una palabra inmensa: felicidad.
¿Qué más se podría pedir?
E.Z.

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