sábado, 14 de noviembre de 2009

La luna tiene agua...


Desperté y me enteré que hay agua en la luna.

Esa es la luna real, la otra es la de mi poesía y la de tantos bohemios, pasajeros de la vida.

Muchas veces le hemos puesto agua a la luna, sin pensar que la Nasa la encontraría.

No era esa la intención.

La de los poetas es la que dejamos muchas veces caer esa lagrimita que no encuentra espacio en este mundo y con alitas o viajando en una plumita moja tímidamente ese redondel blanco o esa uñita de nácar.

También he participado con ella al juego de la escondida, cuando tímidamente la tapaba esa nube traviesa. No me van a decir ahora que descubrieron que juega a las escondidas...

No todo se puede reducir a las fuerzas económicas o a los proyectos políticos, a la masificación, a la falta...o a lo que sobra.

La luna hasta hoy, por suerte es de todos, con agua, sin agua, es la luna que cobija los sueños, que sirve tanto para los letrados, como a los que nunca han visto las letras.

Cada uno tiene su propia luna.Y muchas veces le hablamos con el silencioso parloteo interior , con música, y muchas veces con la soltura de la expresión vana y sencilla.

Es como una oración.

Es un diálogo misterioso sin edad, sin época.


Amo la libertad para todo el mundo, y en el mundo que amo está la luna.

Unir el ínfimo ser que somos en esta inmensidad, y juntarnos bajo un cielo maravilloso, en comunión con ideales de paz es recibir el desafío de mejorar la raza humana sin perder las estrellitas que titilan, y la oportunidad de abrir los ojos, mirar hacia arriba y ver lo que cada uno deseamos.


El aire me trae un soplo de caminantes, miro el sendero, camino, camino lentamente...y sonrío.

Allá arriba aparece respondiendo desde atrás de un oso azul, con ovejitas conviviendo ese espacio, la luna de mis poesías, que salió vestida de fiesta, para disfrutar esta noche de placidez.

Elisa Zonis

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