viernes, 30 de octubre de 2009

Somos la tarjeta personal...


Cuando nos conoce alguien o conocemos a alguien, generalmente aparece la mente de fotógrafo, se saca una instantánea externa.
Una vez que tomada la foto, aparece la impresión que causa.
Eso es lo que se denomina la primera impresión.
Puede ser en un círculo de amigos, en una entrevista laboral, en lo cotidiano.
Sólo si somos naturales esa imagen será auténtica.
Si forzamos a parecer lo que no somos, implica un gran esfuerzo por mantener esa imagen y en algún momento se caerá y aparecerá otro resultado.
Cada persona tiene su encanto personal, y muchas veces se sale de los cánones de moda en belleza, apareciendo los rasgos de relajación, seguridad, elegancia, aunque físicamente no tengan figura y personalidad de modelos. O sí, tengan todos los atributos, pero son los menos.
Una materia pendiente, que deberíamos aprender desde niñitos, es la postura correcta, el saludo adecuado, el contacto visual cuando se habla, la vestimenta (vestir ropas caras no es lo mismo que ir bien vestido), la buena lectura con la posición adecuada de la pronunciación de vocales, la tranquilidad en la expresión oral y gestual.
Son señales que enviamos sobre nuestra manera de ser.
Ponemos cuidado en hacer una buena tarjeta, con un buen diseño. ¿Cuidamos de igual manera nuestra presentación diaria?
Nunca sabemos quien nos mira...también nos reflejamos en el espejo y el más importante es nuestro espejo interior.
¿Cómo nos vemos? ¿Cómo nos ven? ¿Estoy satisfecho?
¡Qué bueno si lo estoy! y si no, tengo un camino...¿Cómo me arreglo para verme como yo quiero?
Son pautas de nuestra presentación en todos los momentos de la vida, los casuales, los laborales, los sociales, familiares...la naturalidad siempre gana.
Mostrarme como soy es la mejor tarjeta personal.
Elisa Zonis

No hay comentarios: