miércoles, 17 de febrero de 2010

La escuela me hizo amar las palabras...

Confieso que entre mis mejores amigos de la infancia, tuve uno gordo y simpático, que siempre me acompañaba y juntos jugábamos y en soledad nos divertíamos.
Pero a ese amigo no lo encontré por casualidad, fueron mis maestros los que me lo presentaron. Y nunca más lo dejé ir.Mi diccionario.
Ayer en la calle, me encontré con alguien que compartió espacios en Gualeguaychú, casi en la misma época que yo viví allí, aunque en esta otra ciudad que vivimos, descubrimos esa pertenencia a la ciudad natal.
Y nos hicimos la pregunta: -¿Qué había en ese lugar que nos hace tan conectados a lo literario, a la música,a la pintura...?
Sin duda, la base, la escuela, los maestros, la posibilidad de los padres que nos permitieran acceder a institutos culturales, a enseñanza de idiomas, a concurrir a peñas folklóricas...a hacer nuestras primeras experiencias en diseñadores y ejecutores de carrozas, a participar en concursos literarios e históricos...y podría seguir y seguir.
Ese círculo era netamente escolar, en diferentes niveles,algunos gratuitos, otros pagos.
Todas hacían a nuestra evolución.
Y amé las palabras, las escritas, las orales, porque iban acompañadas de afecto y de ganas en quienes nos enseñaban. Y respondíamos a sus esfuerzos estudiando y aplicando.
Hacíamos nuestras propias experiencias acompañados de una mirada que sabía más que nosotros.
Aprendí a volar sobre un río amado llenándolo de voces amarillas y de rojos seibales. Y un cielo celeste transitado por palomas blancas.
Un recorrido en canoa a una playa cercana de arenas beiges,suaves, ondulantes.
Aprendí a amar las palabras, y también con ellas a acompañar los diferentes momentos de la vida. Estoy feliz de tener palabras aunque algunas veces estén acompañadas de silencios.
Puedo expresar en voz alta o de manera interior . Sé que están conmigo y las puedo regalar y eso me hace sentir bien.
No en vano es cuando digo "que en los momentos oportunos hay que hablar, hablar".
La comunicación debe tender a ser eficaz, ya sea con los otros o con nuestro interior.
La escuela,las queridas escuelas, no sólo edificios, sino plenitud relajada en el aprendizaje, intercambiando miradas con los compañeros y respeto a quien lleva por nuevos caminos.
Amo poder escribir, poder hablar, saber como armar una idea, y se lo debo a mis maestros, porque fueron quienes junto a mi familia pusieron en mí el entusiasmo.
Al decir familia, me veo muy pequeña sobre un mostrador recitando pequeñas poesías, cuando venían visitas sobre una silla. Parecen cosas tan antiguas, pero fueron las que me marcaron, como cuando mi papá me explicaba que debía abrir bien la boca cuando recitaba al pronunciar las vocales, para que me entendieran.
Y así, de a poquito me vi envuelta en la arena de mis días, rodeada de libros, de poesía, de palabras queribles y de seres presentes.
En estos días tan especiales, cuando comienzan las clases en las escuelas de nuestro país, pienso en la importancia que es la prioridad educativa, que conlleva a resolver tantos conflictos sociales.
La equidad la hace la educación.
La fuerza impulsora de un país también.
La poesía es hermosa, pero para disfrutarla se necesita saber leer y escribir.

Compartir el futuro, abriendo posibilidades a los niños es la gratificación interna de todo maestro. Sólo hace falta que el mundo entienda lo valioso que es educar.
Que las escuelas sean dignas, que los maestros puedan desarrollar sus actividades con la tranquilidad que merecen, llevando un salario digno a su casa, que se atienda a los niños y adolescentes. Que las palabras que escuchamos, no sean sólo palabras, sino hechos.
Leí algo que comparto: "Educad a los niños, y no será necesario castigar a los hombres".Pitágoras

Cerremos el círculo, sin que le falten partes, dialogando y buscando los mejores caminos...sólo así se construye en educación.
Elisa Zonis

Video:Escuela Nº 515 Lic. Elina M. de Tejerina de Walsh, Manuel B. Gonnet, Buenos Aires. Recibe a alumnos ciegos y con disminución visual y les brinda apoyo a través de maestros integradores



jueves, 4 de febrero de 2010

Que los pensamientos fluyan...


Aquí estoy de regreso en la escritura. Sólo en la escritura, porque me he tomado un descanso literario.Sería como unas pequeñas vacaciones, relajando el ritmo de vida, efectuando otras cuestiones que hacen a una vida más calma, más saludable.

Escribir también para mí es saludable.

Me permite exteriorizar mi envase mental, y permitir una limpieza de ideas para una búsqueda de mejora del entorno y de mí misma.

Y cuando libre de presiones, escucho con la mente blanqueada, puedo dar curso libre al pensamiento, y sentir las sensaciones de la vida.

Vivir a pleno es como sentir la música sin ponerme a analizar, como mirar un cuadro sin buscar porqué lo hizo el autor, qué quiso decir, sino solamente dejarme fluir con la melodía, ver la pintura con placer, así, simple, relajada. Para mí eso es parte del disfrutar la vida.

Y digo parte, porque todo lo bueno es para disfrutar.

No sé escribir bajo presión. Lo hago por placer.

Cuanto más me alejo del pensamiento analítico (que debo usarlo con frecuencia), me permite los escapes, el divague como me dirán muchos.

Diariamente, a todos nos pasa, algunos más otros menos, hay quienes asumen responsabilidades, otros escapan a ellas haciendo que otros se ocupen de lo que ellos disparan, pero la vida es así.

Por eso son necesarias las vacaciones de la mente, para que no dañen el estilo de vida que se elige y que "nadie tiene derecho" a romperlo.Hay quienes dicen que tenemos más de una vida y que luego regresamos. No tengo aún interés en probarlo, por eso digo que nadie tiene derecho a romper otras vidas. Y por ello debemos cuidar la mente como el cuerpo, porque es una integridad que se puede afectar mutuamente.

Es decir, puedo elegir la ropa que me voy a poner, pero no puedo elegir que el día se presente con sol o con lluvia. Por eso sabré si debo llevar un paragüas o anteojos de sol.Es así la vida, con problemas, con dulzuras...Está en mí buscar la creatividad y la objetividad.

Muchos pensamientos que creemos que son problemas no lo son, cuando los comparamos con las cosas grandes de la vida y la muerte.

Suelo sonreir muchas veces, cuando me cuentan cosas mínimas como grandes obsesiones.Pienso , pero no se los digo, y si te hubiera pasado...

Pasa el tren de la vida, y suelo poner en cada vagón, cada tanto una valija vacía de contenido material, pero llena de pensamientos que me afectan, cerrándolos con un buen candado con clave, y los dejo ir...que paseen por el mundo.

Algunas veces regresan, porque tienen un remitente y los reciclo haciéndolos mejores.

Siente la música que ya está por llegar, observa la sonrisa fresca de un niño, ten pensamientos saludables, no pelees, trata de ser cada día mejor para la humanidad, relaja la mente y disfruta, ahora es el momento.